jueves, agosto 17, 2006

El gran final...


Destrozos habían en ambos navíos, y la pólvora era poca. José Mari Bota-Floja estaba herido, y Joe-Joe decía que ya no veía. Pero aun así, luchaban todos en nombre de Dios y de la patria.
La batalla se detuvo. Van der Decken se acercó a la borda.
— Esto no tiene sentido. No os podéis matar, pues no somos personas humanas…—

Boquerones se cargaba un pedo que no sabía ni que hacer.
— Os has metido una leche del carajo. Ahora si te vamos a descojonar…
— ¿Y cómo pensáis hacer eso? Vos no sabéis como quitar la maldición.
Boquerones sacó su pistola y metió tres plomos en el pecho de Van der Decken, cuya tripulación volteó a verle y comenzó a mofarse. Entre risas, Iñaqui comenzó a grita.
—Se escapa el marino. Se escapa el marino.
Todos voltearon a ver. A los del barco fantasma les brilló la cara de alegría. Don Mariano había cogido una de las balsas, y parecía preocupado.
— Ahhh… ¿Pero a donde crees que vas? — Gritó Van der Decken. Caballeros, a por el viejo, que este no se salva de nuevo.
Los tripulantes de la Castellana no sabían ni que hacer. Los del barco pirata se tiraban a la mar mientras el otro remaba lo más veloz posible. Al Mariano ese le había salido el tiro por la culata.
— Hey, Boquerones— Gritó Van der Decken antes de lanzarse a perseguirlo, — Os has salvado la vida. Les quitamos la maldición. Váyanse en paz.

— Pero que pesado tío eh… — dijo Barba-Jan. Nadie creía lo que sucedía.
— ¿Y que hacemos ahora capi? — Dijo Merluzas.
— Pues seguiremos, que los tesoros Marroquis nos esperan…— Subió tambaleándose a una caja, y la tripulación lo miró con aprecio.
— Bucaneros, hemos ganado esta batalla… Zarparemos, pero antes, abrid las botas de vino, pues es hora de celebrar, que en esta vida de pirata, no hay nada más importante, ¡que ser Español!
— ¡Arrgh!
— ¡Viva Babieca!
— ¡Vivan los reyes Católicos!

— ¡Viva la Castellana!
— ¡Viva, viva, viva!
— Hey oficiales… Hemos tenido suerte… pero hay que ser más precavidos. Quemadle el barco al Van der Decken y eleven anclas, ¡que de aquí al Atlántico ni el Espíritu Santo nos alcanza!

Y así, la Castellana salió del Cantábrico, paró en Oporto por más vino, y siguió hasta Ceuta y Melilla. Pero esa, será otra historia.

3 comentarios:

bato dijo...

vamos por más jamón!

Bochas dijo...

Esta de huevos la historia, ademas de que los nombres como jose mari bota-floja y joe-joe me inspiraron a crear mi propio blog.

Piratas de castilla !!!!!!!! arghhhh!!!!!!!!!!!!

Fragua dijo...

Primera vez en este blog pero ya con ganas de regresar. Tendré que buscar el principio de este relato piratezco que debo felicitar enormemente. Muy gracioso e ingenioso. Leeré pronto como inicio...

Nos estamos leyendo y en horabuena bucanero