Alfonso de Villaseñor era un jóven español que nació en Sevilla, Andalucía, cuyos padres eran comerciantes en el Guadalquivir. Un siempre amante de la madre patria, de la navegación y del jamón serrano, busco profundizar sus estudios de comercio en la Universidad de Salamanca. Sin embargo, en Toledo fue confundido con un maleante y encarcelado. Tras comprobar su inocencia, 10 años después, se estableció en Madrid, donde la depresión lo sumió en el alcohol.
En una taberna en Madrid, La Gran Fontana de Oro, conoció a Juan Chehaibar, de origen libanés, y al herrero Berjón, de Tarragona, Cataluña. Ellos admiraban las hazañas de los piratas, aunque no podían tolerar el hecho de que en Inglaterra, Francia y Holanda fueran algo digno de héroes, y en España de herejes. Por esto decidieron viajar hasta Palos de la Frontera y convertirse en corsarios de la corona española (creyendo que algun día se expediría la patente de corso en la madre patria).
Al llegar a Palos, robaron un barco cantando un himno (La virgen María es nuestra protectora, ¡Guerra, guerra contra Lucifer!) y lo llamaron "la Castellana", tiñeron sus velas de negro y por accidente también su bandera, la cual se convirtió en la bandera de la Castellana. Un jóven de cabello chino apodado Merluzas les ayudó a conseguir el tinte, y lo reclutaron.
Al saber navegar, Villaseñor se convirtió en el Capitán Boquerones. Chehaibar se convirtió en Barba Larga y Berjón en Barba-jan, y estos dos compartieron el título de oficial. Boquerones secuestró un perico rojo que traía un hombre de gran porte que aparentaba ser de la nobleza, y llamó al perico Iñaki de Borbón. En otra taberna reclutaron a la tripulación, nombrando a Merluzas contramaestre. Los 26 tripulantes zarparon alrededor de 1730 del Puerto de Palos con el único objetivo de ser los piratas más famosos, viles, y sobretodo fieles a los reyes católicos, que hayan existido sobre la Tierra.
Tras varios asaltos a los grandes galeones, se volvieron famosos. No obstante, acostumbraban a gastar todas sus riquezas en vino, jamón y muchas mujeres. Se consideraba que padecían de demencia, pues ningun español se atrevería a hacer tales cosas, y no eran más temidos que cualquier otro barco. Un par de años después, en Tenerife, consiguieron un mapa para los tesoros Marroquies de Ceuta y Melilla, pero fueron asaltados por el holandes Van der Decken, quien ganó la batalla y tiró a Boquerones, a Barba-ján y a Barba Larga al mar, haciendo presos a los demás tripulantes. Van der Decken llevaría la Castellana hacia Holanda, y regresaría por los tesoros Marroquies.
No os perdais "Piratas de Castilla, la maldición del Cantábrico" a partir del próximo jueves 10 de agosto...
o-o¬
No hay comentarios.:
Publicar un comentario