—¡Ahhhh! ¡Ayuda!
Los guardias entran corriendo. Por la ventana se ve una silueta monstruosa atacando al prisionero. Abren la puerta y disparan. La silueta sale por la ventana. Es casi demasiado tarde. Ciliniestro apenas respira. Lo trasladan al hospital más cercano.
La ambulancia va a toda prisa. Varias patrullas la siguen. De repente, una plasta cae sobre una de ellas. Esta pierde el control y se estrella contra un muro. Las demás patrullas se detienen y preparan sus armas. De la que se estrelló, brinca la plasta monstruosa. Los policías disparan. Las balas no le hacen daño. La plasta monstruosa crece, y con sus brazos, que parece tener muchos, levanta a los policías, haciéndolos sufrir. Los gritos paralizan a la gente que vive en los alrededores.
La ambulancia sigue su curso. Están por llegar al hospital cuando se escucha un golpe en el techo. Los médicos no saben que hacer. Una de las ventanas se rompe. La plasta empieza a entrar lentamente. Uno de los médicos trata de golpearla, pero la plasta lo ataca de regreso. Su color plateado brillaba en la ambulancia. Está a punto de atacar a Ciliniestro cuando algo la lastima, y sale a toda velocidad.
Prisman acompaña a la ambulancia hasta el hospital. Había golpeado con todas sus fuerzas para que la plasta los dejara en paz. Nunca había visto algo así.
¡Prisman vuelve! Con una gran historia que dejará a todos sin palabras. No te pierdas el siguiente número.
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