domingo, enero 14, 2007

¿Y la llave la tomó quien?

Paréntesis: Hoy el coche del Sr. Cuatr0jos sufrió una desgracia... Esta en el hospital, se pide a todos sus oraciones por la vida de este coche que a sus 10 años sigue sin nombre. El jueves se podrá conocer más sobre el asunto, y será la elección definitiva del nombre.




¡¡Ahora si el final!!
Iñaki de Borbón




Lula, al iniciar el combate, observó a Merluzas caer y de inmediato corrió a a por la llave. Chas le vio a bajar y le iba a seguir, pero el enemigo Donatello Ladronde se le interpuso. Tras tumbarle uno que otro diente con su mazo, Chas volteó, pero Iñaki ya había llegado al cofre.
—¡La ha tomado la polizonta! —Gritó Chas. Los demás voltearon pero la polizonta ya no estaba.

Boquerones empujó a Delatroix y corrió hacia la costa. Tras él todos fueron.
Pero Boquerones vio algo que nadie imaginaba.
—¡Un paso más y la mato! —Exclamó Jürgen Von Bambi, que no sólo amenazaba a Lula con cuchillo en garganta, sino que cargaba la llave. Cuando Lula fue a por la llave, Von Bambi la persiguió y se la arrebató.
Delatroix sonrió y se acercó cuando varios otros tripulantes de su navío le amenazaron con los fusiles. Billy Barracuda, Nestor Tapioca y Trincheras Vega se sorprendieron al ver esto y desenfundaron, pero Delatroix los detuvo. Los de la Castellana no entendían un carajo.
—Jürgen, ¿pero qué coño crees que estáis haciendo?
—A la mierda todo, capi. Qué le he usado para conseguir el tesoro y devolvérselo a su dueño. Sólo Henry Morgan podrá levantarme la maldición.
—Pero estarás demente, Morgan está muerto.
—Pues sí, pero eso no quiere decir que su alma ronde en pena en altamar. Entonces regresaré con mi tripulación a la tierra de las sirenas.
—¡Ahhrrgg! —A la tripulación del Dragón Negro nada le hubiese causado tanta ilusión.
Von Bambi tomó a Lula y a rastras la subió al galeón, con tesoro y con llave. E izaron velas. El Dragón Negro zarpó hacia el oriente. El changuillo ese subió al hombro del nuevo capitán, que se ponía un sombrero nuevo.
—Auf Weidersehen!

...

Nadie entendió. Delatroix, Barracuda, Nestor y Trincheras estaban que se cagaban. Boquerones no se movía. Ni los demás. Ni siquiera sacaron algún vino para colmar las penas. Y la Castellana no se podría mover de ahí sin desmoronarse.

—Boquerones. —Decía Delatroix, tras un rato, sentándose junto a él. —Quien hubiera imaginado que en tan sólo un día hubiésemos sido enemigos y terminado perdidos en un islote. Sin nada.
Boquerones no respondió.
—Chaval, que esa tía no era más que una calienta-braguetas. Dejadla ir.
Boquerones de repente levantó la mirada, como si hubiese recordado algo.
—Cotillas, ¿que tanto darías por recuperar vuestro navío?
—Pues yo que se. Ese navío era mi vida, era lo que siempre había soñado.
—Pues entonces lo recuperaremos, si algún día fuimos colegas, no debería de haber razón de no volver a serlo.
—¿No lo dirás por la tía esa?
—No… ¡Pero nadie le quita nada al Capitán Bb-bbbockqueronesssss!
Todos se sorprendieron ante el grito del capitán.
—Compañeros, nos han metido una leche del carajo. ¿Acaso un buen pirata se quedaría de brazos cruzados en un islote de mierda?
—¡No!
—Pero capi—insistió José Mari Bota-floja— ¿Cómo encontraremos el alma en pena de Henry Morgan?
—Ahh, que es tan sencillo como la santísima trinidad. En algún pueblillo en Tenerife escuché la historia de que el tesoro favorito de Henry Morgan había salido de la Isla de Jaina, donde la leyenda contaba que escondería su barco. —Nadie sabía donde era esto.
—Coño, ¡Qué hemos de viajar a la Nueva España!
—¡Ahhrrrgg! —gritaron todos.
—Pero existe otro problema, la embarcación está en ruinas.
La emoción de Boquerones se detuvo. A lo único que podrían llegar con las pequeñas balsas era a Ceuta, donde no recordaba que hubiera algo que robar. Pero Barba Larga se levantó de inmediato.
—Pues yo conozco a alguien que vive en Ceuta. No es alguien que quiera ver, pero pues es lo único que nos queda.
La tripulación celebró. Era curioso ver a Trincheras y a Chas brindando juntos.
—Cotillas, o si prefieres Delatroix, que aunque se que sois mejor navegante, estaréis navegando en la Castellana.
—Boquerones… Que no te llamaré capitán, pero nos comportaremos. Que viva Babieca, colega.
—Que viva el jamón y que viva la reina.


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